Una vez allí, realizamos con los amigos todo el proceso de la elaboración del mosto. Vemos donde crecen las uvas y como se recogen, pisamos las uvas en el lagar y realizamos un bollito de uva. Con tantos nervios acumulados nos vamos a comer y "no dejamos ni las migas". ¡Y cómo no! visitamos, damos de comer y tocamos a los animales de la granja. Como despedida, el búho de la granja vuela sobre nuestras cabezas mientras decimos adiós.
Así vimos y vivimos nosotros nuestro día en la granja: